martes, 27 de marzo de 2012

ÍNDICE del 2º número de Marzo de 2012



ARTESANÍAS  LITERARIAS
La revista que nunca duerme 
 Cuentos y poemas, textos literarios, ensayos, historia. 
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CONSEJO de COLABORADORES de

ARTESANÍAS LITERARIAS
                               
           
EDITOR: Andrés Aldao
           
SEC. DE REDACCIÓN: Ester Mann
                  
COLABORADORES:

Carlos Arturo Trinelli
                                                         
Amelia Arellano
                                                          
Celmiro Koryto
                                                          
Cristina Pailos

Marita Ragozza de Mandrini

Ernesto Ramírez

Ofelia Funes

·                       Enrique Vila-Matas - antonio tabucchi
·                       Una tormenta azota el mundo del libro
·                       Ofelia Funes
·                       Cristina Pailos: Un gran clásico en la literatura ...
·                       Fernando Savater
·                       Rodolfo Alonso *
·                       Silvia Cuevas-Morales
·                       Por Rodrigo Fresán
·                       Varlam Shálamov
·                       Gerardo Pennini
·                       Mercedes Sáenz
·                       Luis Alberto Tamayo
·                       ARMONÍA SOMERS
·                       Leonora Carrington
·                       Andrés Aldao
·                       Cristina Villanueva
·                       Marita Ragozza de Mandrin
·                       Iris Díaz
·                       Carlos Arturo Trinelli .
·                       Roberto Paniagua
·                       ElsaJaná
·                       Néstor Rubén Giménez Arias
·                       Alejo Urdaneta
·                       Ernesto Ramírez
·                       Marita Ragozza De Mandrini
·                       Marta Comelli de Audano
·                       VICENTE ZITO LEMA
·                       Gerardo Pennini
·                       Julio Salgado
·                       Carlos Norberto Carbone
·                       claudia tejeda
·                       amelia arellano
·                       Alejandro Drewes
·                       Marta Díaz Petenatti
·                       Natalia Litvinova
·                       Pepe Sánchez
·                       Carlos Gardel -VOLVER

Enrique Vila-Matas - antonio tabucchi


antonio tabucchi
 Por el dolor de llamar…

¿Qué diablos hemos venido a hacer aquí? Creo tener una ligera idea de lo que respondería Tabucchi. Admiro en él su imaginación y también su capacidad para investigar en la realidad y terminar llegando a una realidad paralela, más profunda, esa realidad que a veces acompaña a la visible. Recuerdo que le gustaba Drummond de Andrade, que veía el misterio del más allá como si fuera solo un viejo palacio helado. Pienso en esto, mientras toco en el portón del tiempo perdido y veo que nadie responde. Vuelvo a tocar, y de nuevo la sensación de que golpeo en vano.
La casa del tiempo perdido está cubierta de hiedra por un lado, y de cenizas por el otro. Casa donde nadie vive, y yo aquí golpeando y llamando por el dolor de llamar y no ser escuchado. Nada tan cierto como que el tiempo perdido no existe, solo el caserón vacío y condenado. Y el viejo palacio helado. Llegó a casa hace siete días un mensaje de Tabucchi, en respuesta a unos recuerdos que inventé sobre Porto Pim: "Me hablas de una época remota, de cuando existían los cachalotes. Época de antes del diluvio, y sin embargo vivida. Qué raro, querido amigo". Es verdad, qué extraño. Hoy Porto Pim –hiedra y cenizas en el lugar donde nadie vive- es también un paisaje del tiempo perdido.
Junto al inventor de recuerdos y el hacedor de ficciones había un Tabucchi comprometido con la realidad, un escritor que entendía que Berlusconi había creado un mundo ficticio gracias a su imperio televisivo y mediático y que los italianos habían terminado por caer en una especie de Show de Truman del que no saldrían en años, por mucho que Berlusconi se hubiera ya largado. No había que olvidar, decía, que el show había producido leyes muy concretas y un pavoroso régimen. Y menos aún olvidar las responsabilidades de quienes habían sido condescendientes con tan grotesco espectáculo.
Tabucchi tuvo que huir cuando aquel espectáculo italiano infame afectó ya seriamente a su vida. Se marchó a Lisboa, y allí a veces escribía sobre la isla de Corvo y sobre la lejanía. Yo he escrito toda la vida sobreDama de Porto Pim, libro de cabecera y artefacto literario que en ocasiones contemplo como si fuera un Moby Dick en miniatura. Sus menos de cien páginas componen un buen ejemplo de libro de frontera,de artilugio compuesto de cuentos breves, fragmentos de memorias, diarios de traslados metafísicos, notas personales, biografía y suicidio de Antero de Quental, astillas de una historia cazada en la cubierta de un barco, mapas, bibliografía, abstrusos textos legales, canciones de amor: elementos a primera vista enemistados entre sí y, sobre todo, con la literatura, transformados por una firme voluntad literaria en ficción pura. Un libro memorable, como tantos otros suyos: RéquiemNocturno hindúPequeños equívocos sin importanciaSostiene Pereira, Se está haciendo cada vez más tarde.
En cuanto a Corvo, se trata de la isla más remota de las Azores. Solo se puede llegar a ella en barco. Nunca olvidaré el día en que desembarcó allí Tabucchi y vio a un hombre que tenía un molino de viento para triturar el grano y que le preguntó estupefacto: "Señor, ¿qué es lo que ha venido a hacer a esta isla?". A Corvo se va por ir, supe luego que pensó Tabucchi, a quien le habría gustado ser uno de los portugueses que llegaron en el siglo XV por primera vez a las Azores y encontraron un paraíso. Era aquella una época sin duda remota y en la que aún existían los cachalotes. Época que se ve hoy, con profundo dolor, ya tan lejana, y sin embargo, por raro que parezca, verdaderamente vivida.

Una tormenta azota el mundo del libro



Una tormenta perfecta azota el mundo del libro

Cuatro crisis convergen en el universo editorial: la económica, los recortes que no cesan, el cambio de paradigma digital y la irrupción en el mercado de nuevos actores globales como Amazon


El ecosistema del mundo del libro y la lectura está en riesgo. El panorama de recortes es un problema nuevo y determinante que se suma a otros tres al irrumpir en el cambio de paradigma: la crisis económica global por lo que tiene que ver directamente con el bolsillo del lector-comprador y los reajustes empresariales en editoriales o librerías; la reinvención apresurada del sector hacia la convivencia de un mundo dual, analógico y digital, que conlleva en sí mismo muchas transformaciones y traumas; y el duelo competitivo al que se enfrentan las editoriales en España con las empresas globales que han desembarcado aquí. Son aspectos que han alterado la cadena de valor del libro, jubilado un modelo de negocio centenario, amenazado con empobrecer la producción académica y científica y, sobre todo, puesto en peligro la continuación del hábito lector y su retroceso en un país con cifras bajas (apenas un 45% dice leer semanal o mensualmente, en contradicción con la alta cifra de publicaciones: 80.000 títulos al año).
La inquietud sobre esta crisis en el mundo del libro, más allá de cualquier efecto inmediato como del 10% menos en las ventas, tiene que ver con su proyección a mediano y largo plazo. Porque si bien es cierto que la industria editorial es en su gran mayoría privada, las ayudas y subvenciones están dirigidas, especialmente, a renglones que buscan el fomento, la divulgación y la promoción de la lectura, es decir, de creación de nuevos lectores, de personas que con su lectura compren libros y por tanto dinamicen el sector. Y, ahora mismo, lo que estaría más en riesgo con los recortes son las bibliotecas, las campañas de lectura y los diferentes encuentros, ferias y citas literarias. A todo ello se suma la piratería digital, la unificación del IVA al del papel, que es del 4% mientras el digital es del 18%, y los riesgos de posiciones monopolísticas.
El sector del libro es el punto por donde cruzan los actuales caminos peligrosos o llenos de incertidumbres o poblados de miedos agazapados que han surgido en los últimos tiempos.
Y aunque el libro es una de las industrias culturales mejor engrasadas ha sido de las primeras en empezar a chirriar con la llegada del siglo XXI. A partir de ahí, su historia ha comenzado a escribirse en capítulos breves y sombríos. El penúltimo de ellos lo abrió el gobierno de Mariano Rajoy cuando anunció la desaparición de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas. Entonces, hace un par de meses, la incertidumbre aumentó. Ahora, esas funciones, dentro del plan de austeridad, han sido asumidas por la Dirección General de Políticas e Industrias Culturales y del Libro, a cargo de María Teresa Lizaranzu, quien a su vez ejerce la presidencia de la sociedad estatal Acción Cultural Española y de la Comisión de Propiedad Intelectual.
Aunque no hay cifras concretas sobre ayudas públicas, Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremio de Editores de España, se remite al Anuario de Estadísticas de 2011 publicado por el antiguo Ministerio de Cultura. Allí, "el total de la financiación y gasto público en Cultura (refiriéndose estas estadísticas al 2009) fue de 1.135 millones de euros por la Administración General del Estado, 2.046 millones de euros por la Administración Autonómica y 3.874 millones por la Administración Local, lo que supone en términos de PIB (base 2000) el 0,11%, 0,19% y 0,35% del gasto público respectivamente".
Ante las inquietudes por el posible retroceso en programas de fomento de la lectura, fuentes del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, recalcan tres aspectos: del recorte general que tendría Cultura (calculado en un 12%, según algunas estimaciones) lo destinado al fomento y promoción del libro será aún menor, recuerdan que las bibliotecas dependen de los ayuntamientos y comunidades y que España ha pedido a Bruselas la equiparación del impuesto del IVA al libro en papel y digital, del 4%, por lo cual "hay que legislar con un ojo en Bruselas".

Bibliotecas solitarias

Las bibliotecas son un asomo al futuro. Se están empezando a cerrar, hay reducción de horarios, cancelación de fines de semana y destitución del personal. Y eso que se trata de los centros culturales más visitados de España, incluso más que los museos, recuerda Antonio María Ávila. Lo que ocurre, explica, es que "no ha habido algo que se le pudiera denominar red de bibliotecas públicas, que ha sido creada precisamente en los últimos 15 años, siendo la mayor parte de titularidad municipal o regional.
Lo que sucede en Cataluña es un ejemplo, dice Margarita Taladriz, presidenta de Fesabid (Federación Española de Sociedades y Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística): “En esa comunidad los recortes presupuestarios afectan a diferentes inversiones en las bibliotecas públicas, desde la cancelación del presupuesto para adquisición y renovación del fondo documental (de momento, se aplica un 40% de reducción en la adquisición de Diputación y más de un 75% a la adquisición municipal); la paralización de obras en ejecución de nuevos equipamientos; la cancelación de la dotación presupuestaria para la renovación de mobiliario y equipamiento tecnológico y audiovisual. La desactualización de las colecciones, impresas y digitales dada la reducción presupuestaria de los últimos tres años. Por lo que respecta a los Servicios, que las bibliotecas vienen prestando: se ha reducido el número y la calidad de la programación de actividades de fomento de la lectura a la ciudadanía; en Asturias se ha planteado reducir el número de libros, que una persona puede solicitar en préstamo interbibliotecario; en el Centro Koldo Mitxelena (San Sebastián) han reducido el horario de visitas de los usuarios a sólo cuatro horas en la tarde…”.

Librerías amenazadas

Las librerías es otro sector sensible. Aunque el equilibrio numérico se mantiene porque mientras unas se cierras surgen otras especializadas o como librerías-café. Debido a la ausencia de presupuestos generales del Estado, hay un desfase de unos tres meses con el calendario de años anteriores en lo que a solicitud y concesión de subvención se refiere, asegura Fernando Valverde presidente de CEGAL(Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros). Una situación, agrega Valverde que supone un retraso en la puesta en marcha de los Proyectos a los que CEGAL destina el importe de la subvención: actividades de fomento de la lectura (Club Kirico), de extensión cultural (Librería Cultural), Estudios dentro de el marco del Observatorio de la librería, desarrollos tecnológicos (Cegal en red ytodostuslibros.com), los cursos de formación, etcétera. “Los recortes y retrasos están trastornando el trabajo diario y complicando la organización de dichas actividades en los tiempos habitualmente exigidos por la Administración, es decir a lo largo del año natural en curso. A fecha de hoy ignoramos cual va a ser el recorte que se aplicará a la subvención del pasado año ni cuando se abonará. Aventurarse a realizar actividades en estas condiciones sería por lo tanto muy arriesgado”.

Editoriales reducidas

No sólo el sector mas comercial del libro se verá afectado. También las editoriales universitarias tanto en lo que se refiere a la demanda como a la oferta de nuevos títulos, explica Francisco Fernández Beltrán, presidente de UNE (Unión de Editoriales Universitarias Españolas). Asegura que, mientras por un lado, el consumo se ha retraído, con una reducción generalizada de las ventas que se puede situar en torno al 10%, "lo más grave y preocupante ha sido que, debido a la reducción de los presupuestos destinados a las universidades, estas han reducido también las partidas destinadas a la publicación de material de apoyo a la docencia y difusión de la investigación. Esto, unido a una reducción de la oferta de originales debido al impacto de la reducción presupuestaria en las actividades investigadoras, supone un empobrecimiento de la producción académica y científica. Lo más preocupante es que esta doble reducción se va a prolongar y acentuar todavía más durante este año y el próximo, como mínimo. Frente a ello, las editoriales universitarias están apostando de manera decidida por la edición digital, que permite abaratar sensiblemente los costes y ofrecer productos de calidad a menor precio. Pero ello no es suficiente para compensar la caída de originales, una situación que hará que en los próximos años España pierda posiciones en el ránking de la producción científica y académica.

Escritores desprotegidos

De las incertidumbres e inquietudes de todo lo que rodea a la cultura no escapan los autores. “La idea de la cultura como lujo sobrante conduce a la pérdida de la dignidad del ser humano”, sentencia Antonio Gómez Rufo, vicepresidente de la ACE (Asociación Colegial de Escritores de España). Una premisa que para el autor de libros como El secreto del rey, sirve para entender lo que está pasando. “Si bastante grave es la integración de la Cultura en un ministerio multidisciplinar, aún más es la desaparición de la Dirección General del Libro y su inclusión en Industrias Culturales, que parece privilegiar al sector industrial (a las grandes editoriales) y seguramente suprimir las ayudas a la traducción y a la difusión exterior de la obra de los autores españoles. Además, la supresión anunciada de fondos para Bibliotecas y Archivos, con la promesa de dedicar esos fondos a la cinematografía, desatiende la necesidad ciudadana de lectura, pone fin a las campañas de Fomento de la Lectura y abandona la recuperación y conservación del patrimonio archivístico español, con la excusa de que ese dinero irá al apoyo público al cine desde la Administración, que finalmente tampoco es cierto”
A todo ello, añade Gómez Rufo, hay que sumar el cambio de modelo de negocio editorial inminente con la digitalización de obras, la ofensiva de los e-books, los precios de venta de descargas digitales a precios excesivos y la crisis global, “el futuro del libro no es optimista. La industria podrá sortear la crisis, tal vez, pero los creadores quedan otra vez, desprotegidos. Justo en el momento en que el índice de lectores en España sobrepasa el 60%, los que al menos leen una vez año, es decir, cuando el esfuerzo por la difusión de la lectura había empezado a dar sus frutos”.
Todos comprenden la delicada situación de la economía, a la que la cultura es muy permeable, y los ajustes que se deban hacer, pero invitan a al Gobierno y a las instituciones que suelen apoyar la cultura a que, como dice Manuel Ortuño de la Asociación de Revistas Culturales(ARCE), reflexionen sobre la idea de un país en penurias económicas y a su vez desolado creativamente, sin impulsar sus manifestaciones artísticas, que aunque parecen cuestiones menores, comparados con la salud o la educación, no lo son tanto porque dicha presencia y motivación mantienen vivo el interés por el propio país y psicológicamente ayuda a sobrellevar mejor los malos momentos. “Si hoy las prioridades absolutas pasan y deben pasar por políticas activas el empleo, la sanidad y la educación, las políticas públicas en I+D y cultura son imprescindibles a corto y medio plazo, especialmente en un país de las características del nuestro, donde la cultura tiene un papel predominante en todos los órdenes. Desde el punto de vista público y privado, la cultura es un elemento fundamental de cohesión social, política y territorial”.

Ofelia Funes

      
costo social de las políticas económicas.

A mediados del siglo XIX y comienzos del XX la sociedad  en Buenos Aires fue conmocionada por el impacto que produjo la  concreción del proyecto gubernamental de la generación del 80, en miras a la modernización del país.  La idea central que articuló dicho proyecto fue la de construir una Nación moderna, y poder ingresar de ese modo al concierto de las relaciones comerciales internacionales. Para llevar a cabo dicho propósito se debió recurrir a la invención simbólica de una identidad nacional, a la construcción simbólica de lazos identificatorios.  La idea de “Nación”, señala Oscar Terán 1938-2008 -filósofo y analista del pensamiento argentino y latinoamericano- se hizo evidente en la primera década del siglo XX, filtrándose en todos los discursos, en las manifestaciones populares, en la literatura, etc., y da  el  ejemplo del libro El Payador, de Leopoldo Lugones, en el que el autor trata de demostrar que el Martín Fierro de José Hernández es un poema épico, y  por lo tanto puede funcionar como texto fundante de nuestra nacionalidad.

Una de las consecuencias de esta realidad fue la gestación de un nacionalismo cultural que tuvo diversas manifestaciones y extensas consecuencias en la sociedad argentina. Los nacionalismos son construcciones propias de la Modernidad gestadora de los estados  nacionales a partir de decisiones políticas.  Para ello se inventan mitos y símbolos a fin de lograr una identificación colectiva. En nuestro país, el fenómeno de la inmigración masiva –que formaba parte del proyecto de modernización-  exacerbó la situación. La presencia masiva de inmigrantes en nuestro país, en su mayoría refugiados en centros urbanos,  resultado de una política demográfica insuficiente, produjo serios problemas sociales y acentuó una crisis moral ya existente, producto del desarraigo: el inmigrante fue  “destroncado” “arrancado” de su raíz; hecho que “estigma” a toda una generación. Quizás esta sea la principal causa de la melancolía propia de la poética porteña: el tango Canzoneta interpretado magistralmente por Jorge Falcón resulta testimonial.
A fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX  Buenos Aires estaba habitado en su  gran mayoría por inmigrantes. Desarraigados, falto de un marco jurídico adecuado, muchos de ellos jóvenes sin familia, hombres solos que habían venido a tentar suerte, escapando de guerras y persecuciones. La gran movilidad social que entonces se produjo, altamente beneficiosa, tuvo sin embargo algunos aspectos negativos, como  lo fue el gran quiebre generacional, los testimonios se encuentran en la letra de algunos tangos o en obras de teatro: recordemos a Carlos Gardel y el tango “Giuseppe el zapatero” o a Alberto Vacarezza y su obra “M’hijo el dotor”. Una ciudad con gran demanda habitacional con una infraestructura deficiente da como resultado la aparición del “conventillo”,  hoy rodeado de un halo poético, topo mítico, insoslayable para las empresas turísticas, fue en realidad un lamentable lugar en donde se hacinaban las familias.  Como contrapartida y consecuencia de la política económica, se produjo un fuerte incremento comercial, foco de atracción para los capitales del mundo. Entre los  inversionistas que pusieron sus ojos en la “Nueva Fenicia” –como era llamada la ciudad de Buenos Aires por los viejos criollos, quienes sufrían con nostalgia la transformación de una sociedad que había hecho del dinero la meta de sus aspiraciones- se encontraban los “tratantes de blancas” de la red del mercado internacional, que vieron una situación propicia  para el desarrollo de sus actividades: incremento comercial, hombres sin contención familiar y un Estado sin controles efectivos.
El filósofo francés Mixhel Foudault (1926-1984), en su obra Historia de la sexualidad, señala que a partir del siglo XXIII comienza en Occidente el período de la represión sexual propia de las sociedades burguesas, de la que aún no estaríamos liberados. En ese marco, el sexo no debía ser nombrado ni ejercido sino dentro de la legitimidad matrimonial. La familia, considerada el fundamento articulador de la Nación , fue normatizada y estimulada.  En dicho núcleo el papel de la mujer, era central, y debía responder al programa cívico nacional como reproductora y educadora de los futuros ciudadanos. Paradójicamente, como parte de las creencias tradicionales de esas mismas sociedades, se justificaba en forma solapada el ejercicio de la prostitución, como “un mal necesario”. Esta ambigüedad  instalada en la figura de la mujer, produjo serios desajustes en las relaciones sociales.  Foucoult presenta como uno de los objetos  privilegiados  del conocimiento a lo largo del siglo XIX, a la mujer histérica . Según este autor, la histerización del cuerpo de la mujer sufre un triple proceso: su cuerpo es calificado y descalificado como saturado de sexualidad. Esta situación deviene en una patología que le sería intrínseca, razón por la cual el mismo es integrado a las prácticas médicas. Este proceso es comunicado orgánicamente al cuerpo social en donde el poder cumple funciones biológicas-morales y asegura el espacio familiar. La cosificación del cuerpo femenino, junto con otros objetos del saber, como el niño masturbador y el adulto perverso, constituyen estrategias de poder cuyo ejercicio se da ante situaciones de desigualdad y desde un red compleja de significaciones. Esta manifestación del poder reviste el sexo de hombres, mujeres y niños.  La propuesta central en el texto de Foucoult, es que, paralelamente al exacerbado sometimiento de la sexualidad que se dio en las sociedades victorianas, aparece un discurso enfatizado sobre el sexo: se lo analiza, se lo clasifica, se lo recrea, se lo silencia y se lo dice, en un juego perverso. Y este discurso no se ha dado marginalmente, sino desde el mismo poder. Se pone, decir de Foucault, en relieve el secreto.
He citado a este autor, porque consideré que desde su perspectiva es posible leer entrelíneas los discursos legales y literarios que se dieron sobre la prostitución durante el período que nos ocupa, y así lograr una aproximación mayor a la realidad. El poder que se ejerce sobre el sexo a través del discurso, según Foucault, no se da en la prohibición ni en la represión, sino por el contrario, éste (el poder) la incluye en los mismos cuerpos, la incita, la determina, la consolida. Las diferentes sexualidades le ofrecen al poder superficies de intervención, y el poder a su vez, hace que aquellas proliferen. De este modo se produce una relación circular entre el poder y el deseo que penetra en las conductas sexuales. Esta dupla de poder y deseo se fortalece a partir del siglo XIX debido a los grandes beneficios económicos logrados gracias a la mediación de la medicina, de la psiquiatría, de la prostitución y de la pornografía. Los placeres del sexo, son deseados  y hostigados.
“(…) esta forma de poder exige, más que las viejas prohibiciones, presencias constantes, atentas, supone proximidades…Placer de ejercer un placer que pregunta, vigila, acecha, espía, excava, palpa, saca a la luz; y del otro lado placer que se enciende al tener que escapar de ese poder, al tener que huirlo, engañarlo o desnaturallizarlo (…)”[1]

                  la trata de blancas  en buenos aires

La prostitución en Buenos Aires comenzó a ser visible a mediados de la década de 1870. El aumento de la población y el incremento de este tipo de comercio, agravado por el desarrollo de las enfermedades venéreas, hizo que se formulen ordenanzas municipales reglamentarias  a fin de poder controlar su ejercicio. En 1875 se dictó una disposición por la cual todos los lugares, casas, confiterías, academias de baile, y en general, aquellos lugares donde trabajaban prostitutas, debían registrarse y pagar una patente anual de $10.000 más $100 por cada trabajadora. Dichos lugares no podían estar ubicados a menos de dos cuadras de instituciones como escuelas, templos o lugares de esparcimiento. “Las casas de tolerancia” sólo podían estar regenteadas por mujeres y debían llevar un libro donde se registrasen los datos personales de los que allí trabajaban. Dos veces por semanas las “pupilas” debían ser revisadas por un médico, cuyos diagnósticos se inscribían en el registro, elevándose luego un parte para comunicar los mismos a la Municipalidad. Las que enfermaban debían ser tratadas en el lugar de trabajo y sólo podían ser trasladadas a un hospital en caso de gravedad. El mínimo de edad para ejercer el oficio  era de 18 años, salvo que se probara que se habían entregado a la prostitución antes de esa edad (la Constitución establecía la mayoría de edad a los 22 años). No podían mostrarse desde las casas de trabajo, ni siquiera en las ventanas. Dos horas después de la puesta del sol debían guardarse, y siempre llevar encima una foto con sus datos y los de la casa de tolerancia que las albergaba. En caso de querer dejar la prostitución debían quedar bajo vigilancia policial hasta que demostrasen un cambio de vida. La situación se agravaba por una disposición anterior que dictaba severas multas a las familias que dieran trabajo u hospitalidad a prostitutas.[2] .

Estas disposiciones favorecieron la clandestinidad y revelaron la hipocresía de una sociedad que confinaba a la periferia su lado oscuro, sus deseos inconfesables. Una sociedad que oculta,  higieniza, ordena, y deja  en la mayor desprotección  a un sector de sí misma. Los prostíbulos fueron sus cloacas y debían estar alejados.  En busca de una mayor eficacia y ante el avance de las enfermedades infecciosas, en 1888 se dispuso la creación de un sifilicomio y un dispensario para la atención de los enfermos de sífilis. Las prostitutas debían presentarse ante estos organismos una vez por semana para ser revisadas. La que no lo hacía era considerada enferma. El control se focalizaba en las mujeres, dejando a los hombres a su libre determinación[3]. En el decir de Foucault, a ellas la patología les resultaba intrínseca.

El comercio internacional de esclavas con sede en Buenos Aires se estableció a comienzos del siglo XIX, pero tomó dimensiones considerables en las últimas décadas de éste y las primeras del siglo XX. El ejercicio de la prostitución recién fue abolido por ley, y perseguidos en forma sistemática los rufianes nacionales e internacionales a partir de la década del ‘30. El certificado prenupcial, a fin de controlar también a los varones, recién se comenzó a exigir a partir de 1936. La penicilina se descubrió en 1945.


                 buenos aires en la red mundial

Además de los tratantes locales, existieron dos grandes organizaciones internacionales que trajeron mujeres del exterior para venderlas como prostitutas o usufructuarlas sin intermediación: la sociedad de los marselleses[4],  y la de los polacos judíos. La historia del arrabal de Buenos Aires, su imaginario, testimonian esta situación.[5]

Según el historiador Gerardo Bra, la primera mutual de rufianes en el mundo, se organizó en Barracas al Sud, Buenos Aires, en una fría mañana de 1906. Un grupo de tratantes polacos judíos, ante la necesidad de protegerse de los edictos, ordenanzas y sobre todo de la comunidad judía que los perseguía y les impedía participar en sus organizaciones sociales y ritos religiosos, decidieron fundar una Sociedad de Socorros Mutuos, a fin de legitimar sus ganancias y disimular sus actividades. Dicha sociedad se denominó “Varsovia”. Lo que no está aclarado en los estatutos que la aprueban, es el tipo de actividad a la que sus asociados se dedicaban. La certeza  de que se trató desde un comienzo de un centro de delincuentes  se da años después cuando se encontraron los nombres de los fundadores en las crónicas policiales. En 1907 Varsovia obtuvo la personería jurídica.[6]  El grupo prosperó económicamente con el apoyo de funcionarios corruptos en la Argentina y  la miseria de países europeos que abastecían el mercado de mujeres jóvenes. Esta situación fue definida por la marginalidad a que fue sometida la mujer en la Revolución Industrial, durante la cual, sus salarios eran mucho menores que los que percibían los varones con las mismas horas de trabajo ( trabajar no era la función de la mujer en un estado moderno); por las persecuciones étnicas-religiosas en los países centro-este europeo, en los cuales las familias judías escasamente podían sobrevivir, y finalmente por la posición que la mujer ocupaba en el imaginario colectivo: ser el centro de los deseos ignominiosos de la humanidad.

Las dimensiones internacionales de este comercio movilizó a los gobiernos, a asociaciones de beneficencia, a sociedades protectoras feministas y no feministas, se realizaron Congresos, se escribieron edictos, ordenanzas, leyes, pero mientras tanto, en Buenos Aires y en algunas zonas del interior de la Argentina, las asociaciones de rufianes se enriquecían con la complacencia de los poderes corruptos.  Gerardo Bra informa que con motivo de la visita del Ministro Plenipotenciario de Polonia a la Argentina, Dr. Ladislao Marckiewicz, el grupo Varsovia decidió cambiar su nombre a fin de protegerse de la intervención del Gobierno polaco en sus gestiones empresariales.
Su verdadera identidad se había filtrado en la sociedad de Buenos Aires y era demasiado provocador que el nombre de una organización de “trata de blancas” fuese similar al de la capital de Polonia. Se la llamó entonces Zwi Migdal, nombre de un antiguo presidente de la asociación. Al tener todas las formalidades administrativas y legales en orden y, anteponiendo las buenas relaciones con el gobierno argentino, el Dr. Marckiewicz se retiró sin intervenir, ante la desilusión de la Sociedad Protectora de Niñas y Mujeres de Buenos Aires, que contaba con su ayuda para extinguir la lacra.

En 1930 estalla un gran escándalo debido a la intervención de la justicia en el caso caratulado: “Asociación Ilícita-Corrupción-Prisión preventiva-Causa: Korn, Salomón y José y demás componentes de la Sociedad Zwi Migdal[7]. Fue noticia en las primeras planas de los diarios del país. Las actividades de esta sociedad quedaron desnudas ante el público de Buenos Aires. Un público que no quiso ver lo que corría por las cloacas de su ciudad, tuvo que aceptar las evidencias de su dolorosa realidad.

Se podrían escribir varios tomos sobre el tema. Existen escritos testimoniales para analizar, documentos como la tesis doctoral en Jurisprudencia del escritor Juan Manuel Gálvez, que versaba sobre la Trata de Blancas, o los discursos ante el Congreso del Dr. Alfredo Palacios, primer socialista elegido diputado en la Argentina y en América, así como testimonios visuales en los grabados de los artistas del  “Grupo de Boedo” o las pinturas de artistas posimpresionistas de la década del ’20, o la de los artistas de la Boca, desde donde se destaca la figura de Quinquela Martín.  Pero esos estudios excederían un trabajo para presentar en Artesanías Literarias.  

Este texto está extraído y adaptado de un ensayo que hice hace varios años, como parte del contexto histórico sobre la vida y la obra de un pintor argentino (hijo de inmigrantes), que actuó durante las primeras décadas del siglo XX en Buenos Aires. 
Me decidieron a escribirlo varias razones: la sugerencia de Andrés Aldao;  la actualización de la problemática, que  lamentablemente,  la trata de mujeres y niños, local e internacional, se ha hecho visible nuevamente, con el agravante que hoy, aunque nos beneficia la penicilina, no lo tenemos a Palacios; la última y reciente causa, es haber presenciado, hace pocos días, un unipersonal en un Templo-teatro: el Amijai, organizado por la Red de Mujeres Judías Argentinas, maravillosamente actuado por la joven artista Mariel Rosciano, quien además es autora del guión, que versa sobre problemas de género. Cual no sería mi sorpresa, cuando a la salida, me entregaron una invitación para asistir a la representación de una obra de t eatro: En el nombre de Raquel[8], inspirada en la novela La Polaca  de Mirtha Schalom, que relata la historia de Raquel Liberman, una inmigrante judía polaca que obtuvo notoriedad  por haberse atrevido a denunciar ante la justicia en 1929, a la sociedad de proxenetas Zwi Migdal. La invitación dice textualmente: “La versión teatral pretende mostrar instantáneas de su heroica vida en nuestro país a comienzos del siglo XX que, sin alteraciones, replican y padecen mujeres en situación de prostitución aún en el siglo XXI”.
Esta lectura me conmovió, porque cuando realicé el relevamiento de material para la investigación sobre la vida y obra del pintor argentino que he mencionado, leí la vida de la Raquel Liberman “la polaca” personaje heroico que parecía surgir de un relato bíblico. La denuncia de la “polaca” fue una de los testimonios decisivos para la actuación de la justicia y el desbaratamiento de la sociedad Zwi Migdal.
Las casualidades no existen, me dije. Y decidí suspender todos mis trabajos y escribir este artículo para Artesanías.  

Ofelia Funes

[1] Michel Foucault. Historia de la sexualidad. “La hipótesis represiva”.

[2] Scarsi, José L. “Tratantes, prostitutas, rufianes” en  Todo es Historia, año XXIX, nº 342, 1996
[3] Carretero, Andrés. Prostitución en Buenos Aires. Corregidor. 1955
[4] Ver:Albert Londres Le Chemin de Buenos Aires. (La traite des blanchet). París, Albin Michel 1927. Existe edición en español: Legasa S.A. 1991.
[5] Donna J.Guy en su libro El sexo peligroso. La prostitución legal en Buenos Aires 1875-1955, realiza un estudio desde la perspectiva del género sobre la relación entre los orígenes del tango y los prostíbulos. Bs,As., Sudamericana, 1991.
[6] Gerardo Bra. La organización Negra. La increíble historia de La Zwi Migdal. Buenos Aires, Corregidor, 1982.
[7] Op.cit. pg.166
[8] La obra de teatro se da en el teatro Sha, Sarmiento 2255. http://lapolacateatro.blogspor.com