viernes, 25 de mayo de 2012

Sonia Figueras


SONIA FIGUERAS


 Retablo    


Carcajadas calientes resuenan en la noche pintada de rocío. Tengo miedo y frío
Fantasmas, polichinelas de un retablo de tallas grotescas, juegan despiertos, se extasían procaces insolentes marionetas salidas de una pesadilla rondando el arrabal.
Sólo vos, en el piélago verde, incólume estatua muerta, apostura de blasón extraño, ritual profano Nubes dilatadas, perfiles lineales y las alhucemas. Juntas velamos tras las rejas   
La espera es inútila es inútil, no llega.
... Mejor olvidemos... tú, marmórea, yo... yerta, en  esta espera de tanto esperar.       
                                                              
   
Sin Hablar

Venía uno delante de la otra como siempre. Ella agobiada de años y achaques apenas pudo hacerlo esta vez, eso de embolsar las cuatro maderas que juntó por la calle. Le dolía la cintura. Él siguió caminando torvo y ella rezongando como era habitual. Siempre me toca a mí, murmuraba por lo bajo, vos te hacés el enfermo y yo cargo con todo.
El fuego ardió en el brasero. Se quedó mirando el rojo del carbón que él había prendido en ese silencio permanente. Durante años apenas los unían gestos o señas. Una estiraba la mano, el otro alcanzaba lo que creía se requería.
 Menos ese día en que le preguntó sin mirarla, ¿Dónde andará la Delia? ¿ Por ai?
La vieja se dio vuelta para ver el rojo intenso que salía de la boca del hombre como chorro de la canilla.
Ni para esto me hablaste viejo, dijo, y siguió mirando tranquila el otro rojo, el de las brasas.
 Se había quedado sola, sin él y sin ella.


 Secreteando


La ruidosa calle Corrientes vendía fantasía como todos los días. Hoy, en una palangana verde dos pescaditos de plástico amarillo uno y azul el otro, imitaban el sonido que emitían a la espera de compradores incautos que escuchaban repartidos con el otro, al lado, enunciar las bondades de la muñeca que “despierta canta… llora… ríe y hace piruetas”. Hoy faltaba el del pela todo, papas, zanahorias y remolachas que ante la gente y el vocerío  recitaba  invariablemente el hombre sin ningún esfuerzo.
Caminaron uno hacia el otro. Los cabellos canos, el andar erguido, la mirada tibia, el abrazo fuerte, el beso subrepticio.
Todo igual tan igual, como hacían ya cincuenta años cuando tuvieron dieciocho.
No lo contarían a sus hijos Sarita ni Rogelio. 


5 comentarios:

  1. GRACIAS ARTESANÍAS, GRACIAS ESTER, GRACIAS ANDRÉS. CON MI AGRADECIMIENTO VA EL AFECTO QUE LES TENGO.
    SONIA

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  2. Prosa breve donde la vejez y el ayer se unen para caminar la misma calle pero con un estilo peculiar que mira las cosas con otros ojos.
    Como contando secretos muy guardados que hoy salen a la luz como un paisaje y en silencio.
    Un gusto leerte.

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  3. Breves y amenos los relatos son como estampas de un pasado con una trama y tensión desarrallodas con maestría, Carlos Arturo Trinelli

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  4. Estampas de vida en la calle, de espera en sintonía con una estatua,de pobreza injusta, del dolor de las pérdidas y también presente el amor, dentro del escenario urbano de Buenos Aires.
    Una trilogía que logra una excelente orquestación narrativa.
    Felicitaciones, Sonia, y saludos.
    MARITA RAGOZZA

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  5. Fotografias, como postales de un Buenos Aires nuestro, breves pantallazos de vida. un abrazo

    Carmen Passano

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