sábado, 8 de septiembre de 2012

Ambrose Bierce - Por Cristina Pailos





Uno de los clásicos del terror junto con Poe, Lovecraft y Maupassant fue elogiado precisamente por Lovecraft en su ensayo El horror sobrenatural en la literatura.
Su espíritu cáustico y el humor macabro y satírico lo indujeron a delinear su peculiar humor negro que aún hoy  sigue conmocionando.
Su pesimismo respecto de las relaciones de hombres y mujeres no podría haber encontrado un género mas apropiado que el de sus cuentos, sin embargo también ejerció el periodismo y desarrolló otros temas , como la critica vehemente a la corrupción política de su país.
La vida y muerte de Bierce lo convierte en un personaje signado por lo macabro.
Fue el décimo hijo de un granjero de Ohio sin fortuna, apático , extravagante pero sí aferrado a la fe calvinista, al más fanático puritanismo y la lectura bíblica mientras su madre era la fuerza dominante que llevaba adelante la casa.
No es difícil imaginar el clima de prejuicios y represiones y el autoritarismo asfixiante  que debieron soportar  Ambrose y  sus hermanos. El escritor pudo volcar en muchas de sus obras el odio visceral inmenso hacia toda su familia, del que sólo se libró uno de sus hermanos, pero todos los hijos de la familia se marcharon, se fugaron y sus vidas difíciles fueron las mochilas pesadas que les quedaron de aquellos años de sus vidas.
Sería largo enumerar todas las alternativas de la vida del escritor o el detalle de cada una de sus obras. Sólo quiero citar Un diagnóstico de muerte, El dedo medio del pie derecho, La Maldita Cosa, El extraño, Chickamauga , La ventana tapiada. Personalmente, Un acontecimiento en el puente de Owl Creek me parece de una perfección notable en el manejo del suspenso y fue traducido al castellano de manera excelente en  Antología del Cuento Extraño, selección y traducción de Rodolfo Walsh. Editorial Hachette, 1976.
Pero más allá de los cuentos macabros, me resulta bellísimo e ingenioso el Diccionario del Diablo y siempre encuentro algo de la A a la Z que me hace reír o me sorprende. Por momentos, hasta me llego a convencer de que el diablo escribe muy bien.
Su muerte, al igual que su vida, su hogar paterno, nos hace creer en un destino por donde “el diablo” no andaba muy lejos.
En octubre de 1913 partió de Washington D.C. para recorrer los antiguos campos de batalla de la Guerra Civil. Luego pasó a México y en Ciudad Juárez se unió a ejército de Pancho Villa como observador, llegando hasta Chichuahua donde su rastro se desvanece. Fue una de las más famosas desapariciones de la historia de la literatura.
El novelista mexicano recientemente fallecido,  Carlos Fuentes escribió una novela sobre los últimos años de Bierce titulada Gringo Viejo que fue llevada al cine como Old Gringo y estuvo interpretada por Gregory Peck y Jane Fonda. La dirección fue del argentino Luis Puenzo.

Ambrose Bierce (por J. H. E. Partington, fecha desconocida).
Cómplice, s. El que con pleno conocimiento de causa se asocia alcrimen de otro; como un abogado que defiende a un criminal, sabiéndolo culpable. Este punto de vista no ha merecido hasta ahora la aprobación de  los abogados, porque nadie les ofreció honorarios para que lo aprobaran.
Comprometido, adj. Provisto de un aro en el tobillo para sujetar la cadena y los grilletes.
Compromiso, s. Arreglo de intereses en conflicto que da a cada
adversario la satisfacción de pensar que ha conseguido lo que no debió
conseguir, y que no le han despojado de nada salvo lo que en justicia le
correspondía.
Compulsión, s. La elocuencia del poder.
Condolerse, v. r. Demostrar que el luto es un mal menor que la
simpatía.
Conferencista, s. Alguien que le pone a usted la mano en su bolsillo,
la lengua en su oído, y la fe en su paciencia.
Confidente, s. Aquél a quien A confía los secretos de B, que le
fueron confiados por C.
Confort, s. Estado de ánimo producido por la contemplación de
la desgracia ajena.
Congratulaciones, s. Cortesía de la envidia.
Congreso, s. Grupo de hombres que se reúnen para abrogar las
leyes.

Conocedor, s. Especialista que sabe todo acerca de algo, y nada
acerca de lo demás.
Se cuenta de un viejo ebrio que resultó gravemente herido en un
choque de trenes; para revivirlo, le vertieron un poco de vino sobre los
labios. “Pauillac, 1873”, murmuró, y expiró.
Conocido, s. Persona a quien conocemos lo bastante para pedirle
dinero prestado, pero no lo suficiente para prestarle. Grado de amistad
que llamamos superficial cuando su objeto es pobre y oscuro, e íntimo
cuando es rico y famoso.
Consejo, s. La más pequeña de las monedas en curso.
Conservador, adj. Dícese del estadista enamorado de los males
existentes, por oposición al liberal, que desea reemplazarlos por otros.
Cónsul, s. En política americana, persona que no habiendo podido
obtener un cargo público por elección del pueblo, lo consigue del
gobierno a condición de abandonar el país.
Consultar, v.l. Requerir la aprobación de otro para tomar una actitud
ya resuelta.
Controversia, s. Batalla en que la saliva o la tinta reemplazan al
insultante cañonazo o la desconsiderada bayoneta.
Convencido, adj. Equivocado a voz en cuello.
Conventillo, s. Fruto de una flor llamada Palacio.
Convento, s. Lugar de retiro para las mujeres que desean tener
tiempo libre para meditar sobre el vicio de la pereza.


Conversación, s. Feria donde se exhibe la mercancía mental menuda,
y donde cada exhibidor está demasiado preocupado en arreglar
sus artículos como para observar los del vecino.
Corazón, s. Bomba muscular automática que hace circular la
sangre. Figuradamente se dice que este útil órgano es la sede de las
emociones y los sentimientos: bonita fantasía que no es más que el
resabio de una creencia antaño universal. Sabemos ahora que sentimientos
y emociones residen en el estómago y son extraídos de los
alimentos mediante la acción química del jugo gástrico. El proceso
exacto que convierte el biftec en un sentimiento (tierno o no, según la
edad del animal); las sucesivas etapas de elaboración por las que un
sandwich de caviar se transmuta en rara fantasía y reaparece convertido
en punzante epigrama; los maravillosos métodos funcionales de
convertir un huevo duro en contrición religiosa o una bomba de crema
en suspiro sensible: todas estas cosas han sido pacientemente investigadas
y expuestas con persuasiva lucidez por Monsieur Pasteur. (Ver
también mi monografía “Identidad Esencial de los Afectos Espirituales
con Ciertos Gases Intestinales Liberados en la Digestión" págs. 4 a
687). En una obra titulada según creo Delectatio Demonorum (Londres
1873) esta teoría de los sentimientos es ilustrada de modo sorprendente;
para más información se puede consultar el famoso tratado del
profesor Dam sobre “El amor como producto de la Maceración Alimentaria”.
Coronación, s. Ceremonia de investir a un soberano con los signos
externos y visibles de su derecho divino a ser volado hasta el cielo
por una bomba.




4 comentarios:

  1. Una vida singular que dejó una obra trascendente, excelente el rescate de la autora, Carlos Arturo Trinelli

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  2. El primer cuento que conocí de A.Bierce fue el "Acontecimiento...." y me dejó una huella muy profunda, no solo en cuanto a su maestría, sino desde un punto de vista filosófico: el trabajo con el tiempo. Es un aspecto que vuelve en muchos de sus cuentos. Uno de mis cuentistas preferidos. Gracias Cristina por recordarlo.

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  3. Gracias por tu aporte Cristina. Muy valioso. Un saludo afectuosa para ti como en los viejos tempos.

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  4. Soy admiradora acérrima de Bierce, creador de universos negros y fantásticos.
    Excelente tu aporte, Cristina. También vi la película "Gringo viejo".
    Gracias y felicitaciones por traer a este escritor maestro de relatos.
    Saludos.
    MARITA RAGOZZA

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