lunes, 20 de octubre de 2014

Martha Goldin



                                                                                Para los sueños hay llaves
                                                                                 la realidad se abre sola 
                                                                                      Wislawa Szymborska



  Finalmente encontré un buen lugarcito. Es pequeño pero me  acomodé sin dificultad. Me preocupa que sea un invierno muy frío o lluvioso pero no sería el primer año difícil para mí. Otra vez pensando , siempre pensando . Prefiero dormir. Duermo mucho, casi todo el tiempo . Es que cuando estoy despierto pienso, pienso. ¿Cuándo perdí mi casa? ¿En qué momento me encontré en la calle con unas pocas pilchitas , estas frazadas, el mate y eso sí, mi termo. No sería yo sin mi termo. Pero ¿acaso soy yo durmiendo en la calle, agazapado en la noche oscura, con la memoria intacta?
Cierro los ojos y te veo. Veo la mesa familiar, escucho las risas , huelo la comida humeante
. Fueron los noventa, ya sé . Escucho a otros que, como yo, se quedaron así en esos días .
La familia se desintegró. Me alejé avergonzado, loco de dolor y de furia. No conseguía trabajo, rodaba de un lado a otro.
 Primero se fue Rosarito vaya a saber con quién, después Raúl que se metió en un grupo muy raro y un día vos,  con esa tos persistente, cerraste los ojos y me dejaste aquí.
 Solo.

·····


Martha Goldin 

3 comentarios:

  1. Una soledad demasiado sola, casi abandono, inexplicablemente dolorosa, sin queja. LLama la atención cómo la realidad dura con sus preguntas sin respuesta armaron esta soledad.
    Magnífico. Felicitaciones.
    MARITA RAGOZZA

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  2. Un mate sin mano. Sí, más soledad. ElsaJaná.

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  3. Soledad de soledades y la intensa compañía del recuerdo.
    HERMOSO.
    Sonia Figueras

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